
● Nuevas alternativas ofrecen esperanza a pacientes que no responden a los medicamentos tradicionales.
Santo Domingo, octubre de 2025. — Durante décadas, la medicación ha sido la base del tratamiento para las personas con epilepsia. Sin embargo, no siempre logra detener las convulsiones y puede generar efectos secundarios importantes.
Hoy, la ciencia abre un nuevo horizonte: terapias génicas, celulares y dispositivos de neuromodulación que buscan restaurar y reparar los circuitos cerebrales dañados, explica el Dr. Jonathon Parker, neurocirujano de Mayo Clinic en Phoenix y director del Laboratorio de Investigación de Neuroelectrónica Basada en Dispositivos.
“El objetivo es ofrecer un enfoque personalizado y más seguro, que mejore la calidad de vida de cada paciente”, asegura el Dr. Parker.
Una enfermedad desafiante
La epilepsia afecta a unos 50 millones de personas en todo el mundo, según datos internacionales. Sus causas son diversas: genética, lesiones cerebrales, tumores, accidentes cerebrovasculares, infecciones, entre otras. En muchos casos, la causa exacta sigue siendo desconocida.
Las convulsiones —esas “tormentas eléctricas” en el cerebro— pueden alterar la conciencia, el control corporal y la capacidad de comunicación. Aunque los fármacos ayudan a muchos pacientes, hasta un tercio no logra controlar las crisis, y los efectos secundarios (como somnolencia, cambios de humor y confusión) pueden deteriorar aún más su vida cotidiana.
De la cirugía tradicional a la neuromodulación
Cuando los medicamentos no funcionan, la cirugía cerebral ha sido la opción más usada. Sin embargo, la medicina actual busca rehabilitar eléctricamente los circuitos cerebrales sin necesidad de extirpar tejido.
“Estamos cambiando el paradigma. Con la neuromodulación, intentamos reeducar al cerebro y devolverle su equilibrio eléctrico natural”, explica el Dr. Parker.
La estimulación cerebral profunda (DBS, por sus siglas en inglés) consiste en implantar electrodos que envían impulsos eléctricos controlados al cerebro. En Mayo Clinic, equipos de ingenieros, neurocientíficos y médicos investigan cómo ajustar estos estímulos para evitar las convulsiones antes de que se produzcan.
“Buscamos la huella cerebral que indique cuándo el cerebro se acerca a un estado convulsivo, para detenerlo a tiempo”, señala el experto.
Terapias celulares: restaurar el equilibrio neuronal
Otra línea de investigación en desarrollo es la terapia celular, que busca reemplazar las interneuronas perdidas.
Estas células son cruciales para mantener el equilibrio entre señales excitadoras e inhibidoras en el cerebro.
“En la epilepsia, ese equilibrio se rompe. Trasplantar interneuronas al lóbulo temporal podría ayudar a recuperar la regulación normal de la actividad cerebral”, indica Parker.
Terapia génica: reparar el cerebro desde dentro
El Dr. Parker también codirige un proyecto de terapia génica que pretende modificar los genes responsables de las convulsiones.
El equipo utiliza un adenovirus modificado —seguro y común en el organismo— para transportar genes que regulen los canales iónicos de las neuronas, controlando así su nivel de excitación.
“Algunos de estos canales funcionan mal, lo que provoca que las neuronas se activen de forma descontrolada. Con la terapia génica, buscamos corregir ese error desde la raíz”, explica.
Esperanza en la ciencia
La combinación de neuromodulación, terapia celular y terapia génica representa una nueva era en el tratamiento de la epilepsia.
Estas innovaciones prometen no solo controlar los síntomas, sino reparar el cerebro y devolver a los pacientes una vida más estable y predecible.
“Las opciones están evolucionando y mejoran año tras año. Nuestro objetivo es que cada paciente encuentre una alternativa efectiva y adaptada a su caso”, concluye el Dr. Parker.




